Ex “barra brava” del Borussia Dortmund ahora combate la discriminación y el antisemitismo en el fútbol

09/Ago/2022

Infobae- por Rodrigo Duben

Infobae- por Rodrigo Duben

Daniel Lörcher visitó Buenos Aires en las vísperas de un nuevo aniversario del atentado a la AMIA. En esta entrevista, explica cómo su club encabeza la lucha para erradicar estas problemáticas en los estadios europeos. El trabajo de Lörcher en los últimos años consistió en asumir el compromiso de erradicar la discriminación de cualquier tipo tanto dentro como fuera del campo de juego. En la foto: Lörcher en el Congreso Judío Mundial.

Todavía son escenas que lamentablemente se repiten en los estadios de fútbol. Dentro del deporte más popular del mundo, que es un reflejo de la sociedad, aún hay cánticos y gestos que hacen daño. Si bien paulatinamente ha dejado de ser una actitud generalizada y en la actualidad la mayoría de los casos son aislados, es habitual que ese comportamiento sea avalado por otros. Se escudan en el concepto de folclore para agredir sin importar que los reclamos han ganado mayor visibilidad en una época en que las redes sociales tienen un enorme protagonismo. Uno de los estandartes en la lucha contra el racismo y el antisemitismo en el fútbol, principalmente en Europa, es Daniel Lörcher: un hincha acérrimo del Borussia Dortmund, quien una década fue parte de ese ferviente grupo que viajaba a todos lados para alentar al equipo, pero ahora está a cargo del área de Responsabilidad Corporativa del club alemán y encabeza la lucha contra estas problemáticas que afectan a los fanáticos y empantanan la experiencia en los estadios.

Por estos días, Lörcher visitó Buenos Aires para participar del Foro Latinoamericano de Combate al Antisemitismo que se llevó a cabo en vísperas del 28° aniversario del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y atendió a Infobae en las instalaciones del Hotel Marriott. Su trabajo en los últimos años consistió en asumir el compromiso de erradicar la discriminación de cualquier tipo tanto dentro como fuera del campo de juego. Su batalla está lejos de terminar pero la visión dentro la entidad a la que representa es muy clara: “Nosotros vemos a los hinchas como una solución, no como un problema.”

— ¿Cómo era el ambiente del fútbol durante tu infancia en Alemania?

— Diría que mi primera visita a un estadio fue en 1994, cuando solamente tenía 8 años, el Borussia Dortmund era muy exitoso y me convertí en hincha del club. Yo crecí en Stuttgart, a unos 400 kilómetros de la cancha del BVB, y allí todo era completamente diferente porque en Dortmund había mucho entusiasmo y la gente estaba muy conectada con el equipo. Era un contexto muy ruidoso, una atmósfera alocada, positiva, lo recuerdo de esa manera. Tenía mucho que ver con los éxitos del equipo.

— ¿Cuándo comenzaste a trabajar en el fútbol y en qué consiste tu trabajo actual?

— Fui parte de los “barras bravas” durante más de 10 años y seguía al equipo a todas partes. En 2012, solicité unirme al club, pasé de ser hincha a trabajar como voluntario. Luego, me propusieron incorporarme a la oficina de asuntos del hincha y comencé en ese área en 2013. Ahora estoy a la cabeza del departamento de Responsabilidad Corporativa dentro del Borussia Dortmund, somos un grupo de seis personas que hacemos gestión de la sustentabilidad, porque como un club grande tenemos inquietudes de este tipo para resolver; también estamos a cargo de la Fundación del Borussia Dortmund y el eje central de nuestro labor es combatir la discriminación.

— ¿Cuán importante es para su trabajo actual haber estado del otro lado de la vereda y su pasado como ultra en el fútbol alemán?

— Para ocupar la posición que tengo actualmente no es necesario tener antecedentes en las tribunas pero el trabajo que hago también es porque fui parte de ese movimiento. Me ha afectado de muchas maneras, todavía conservo muchos amigos de esa época en la que he conocido muchas estructuras, aprendí mucho sobre la organización de los hinchas, que funcionan más o menos como una pequeña empresa. Manejan el bar, reservan vuelos en avión o viajes en tren para ir cada partido, por lo que aprendí mucho sobre la vida de los fanáticos y es muy útil. Incluso cuando ya tengo una labor muy diferente a la que tenía hace 10 u 11 años cuando era parte de ese movimiento.

— ¿Cómo se asume el desafío de luchar activamente contra problemáticas tan arraigadas a un deporte tan popular?

— Déjame decirlo de esta manera: tenemos una gran oportunidad porque podemos abordar a cada persona que le interese el fútbol. Cuando alcanzas un grupo de interés de esta magnitud no te puedes enfocar en determinadas personas, de algún nivel educativo o financiero en particular, porque todo el mundo habla de este deporte. Por eso cuando creamos algún programa, incluso si se trata de discriminación, llegamos a todas las personas. Es una gran oportunidad la que tenemos. El desafío es estar al día y dar en la tecla, intentar no sobrecargar a las personas, tienen que disfrutar del fútbol pero también tienen que estar en un entorno saludable. En términos de discriminación afrontamos grandes preocupaciones desde hace una década pero intentamos cambiar la dinámica en los estadios. Actualmente, no solamente resolvemos inconvenientes sino que buscamos oportunidades de progresar.

— ¿Qué recursos son fundamentales para que los hinchas puedan estar seguros en los estadios?

— Lo más importante de todo es la educación y cómo hacer que la gente pueda alzar la voz. Si hay discriminación en un estadio, tenemos una estructura muy organizada, los acomodadores tienen el conocimiento necesario para actuar ante cualquier problema y ayudar a los hinchas. Por ejemplo, si hay un caso de abuso sexual o alguien se siente incómodo se puede acudir a ellos para que te acompañen a una habitación y te asistan de la mejor manera. Lo más importante es que vemos a los hinchas como una solución, no como un problema. Nuestro trabajo se focaliza en que los fanáticos son parte de nuestra comunidad, la grandeza de nuestro club está directamente ligada a los aficionados. Si los viéramos como un problema, sería muy difícil mejorar la atmósfera de los estadios. Son parte de la solución, les preguntamos todo lo que necesitamos saber para accionar. Ellos tienen que sentir que son parte de lo que hacemos y que tienen la chance de hacer un cambio.

— Cuando Argentina salió campeón de la Copa América, hubo un momento en que Lionel Messi pidió a sus compañeros que no canten en contra de Brasil… ¿Cuán importante es una postura de este estilo en los jugadores?

— Eso que hizo Lionel Messi fue asombroso porque, incluso en un deporte de tanta rivalidad como el fútbol, no es necesario enfocarse en tu rival después de una victoria. Los jugadores tienen un rol fundamental porque son observados por todos y cada error que comenten, por más pequeño que sea, puede ser determinante. Es muy importante que aprendan cómo tienen que comportarse porque si no lo hacen de la forma correcta la gente los va a ver. Por ejemplo, cuando los jugadores de la NBA se unieron al movimiento del “Black Lives Matters” hubo jugadores de nuestro equipo como Manuel Akanji o Jude Bellingham que alzaron su voz contra el racismo y fue muy importante para nuestro trabajo. No solamente lo tenemos que dejar para los que son afectados por esta problemática, todo el mundo puede tener participación.

Lionel Messi frenó los cánticos en contra de Brasil durante los festejos en el Maracaná.

— Aquí también hubo un caso de un futbolista que hizo gestos antisemitas ante los hinchas de un club rival y recibió una sanción de 10 partidos… ¿Es un castigo suficiente?

— Es difícil porque depende de cómo el jugador reacciona ante su propio comportamiento, si reconoce que cometió un error o está abierto a aprender sobre esto, a recibir ayuda. Alguien tiene que darle una mano para que actúe de la forma correcta. El problema de las sanciones es que no se pone el foco en ayudar a los jugadores. Lógicamente, prestan mayor atención a sus cualidades deportivas pero también se tiene que revisar mucho su personalidad. Cada jugador que es contratado por nuestro club sabe cuál es nuestra postura con respecto al racismo, la discriminación y el antisemitismo. Todo el mundo ve lo que el Borussia Dortmund hace y cuál es la identidad del club. No solamente se trata de jugar al fútbol.

— ¿Por qué un club tan inclusivo como el Borussia Dortmund demoró tanto en crear un equipo femenino?

— Comenzamos con el equipo femenino el año pasado y, para ser sincero, durante un largo tiempo nadie vio que era algo necesario. También sucedió que siempre hubo equipos locales jugando al más alto nivel y no queríamos robarles a sus jugadoras. Tuvimos discusiones sobre si debíamos hacerlo o no y creo que eso hizo que se nos hiciera tarde pero finalmente lo hicimos de la mejor manera posible: empezamos a competir en el nivel más bajo y nos comprometimos con todos los clubes locales de Dortmund a no quitarles siete u ocho jugadoras a cada uno, sino que quizás tomamos a dos o tres que querían firmar con nosotros. El equipo está creciendo exitosamente. Por supuesto, la decisión se tomó tarde, pero diría que lidiamos con eso de la mejor manera.

— ¿Cree que los clubes de fútbol, sobre todo en países como Argentina, tienen un rol más importante que algunas instituciones educativas o religiosas?

— Los clubes toman un papel importante en estos asuntos porque la puerta de ingreso para discutir estas problemáticas es el fútbol. Todo el mundo puede hablar de quién va a ser el mejor delantero del mundo en el futuro, es fácil opinar sobre cuántos goles va a anotar. Parte de nuestro concepto es usar este deporte y la identificación con el club para hablar sobre lo que sucede en la comunidad. No podemos mirar la herencia de nuestra institución sin ver la historia de la ciudad y eso nos da acceso a todos los tópicos que hay alrededor. Si vemos cómo se ha fundado el Borussia Dortmund, lo que ha sucedido históricamente en el área, podemos encontrar víctimas del holocausto ligadas a nuestro equipo. A diferencia con los grupos de interés a los que apuntan otras instituciones, como la iglesia, es que con el fútbol llegamos a todos los grupos educativos, gente de todas las edades y situaciones económicas. Es muy masivo. Hay una gran cantidad de puntos de discusión y problemáticas de diferentes niveles, puedes ver en las gradas a un abogado hablar con un ultra de 18 años, y a su vez hay una abuela que mira el partido por televisión. Ese es el gran poder que tiene el fútbol, las instituciones son más que clubes, se transforman en comunidades que son parte de la sociedad.